miércoles, 17 de marzo de 2010

TASMANIA


TASMANIA

La isla de Tasmania parece pequeña al lado del continente australiano, pero se trata de una gran extensión de bosques vírgenes y variopintos paisajes deshabitados. La mayoría, reserva natural. A nuestros ojos viene a ser como un resumen de Nueva Zelanda, pero llena de fauna visible.

Nuestra primera parada después de coger nuestra casa móvil, fue la bahía de Wineglass. Una gran parte de la costa es de granito rosa; dejando, a sus orillas, toda una gama de tonalidades rosáceas.

El día siguente nos sorprendió con un cielo completamente despejado.  El Freycinet National Park es una península boscosa que guarda preciosas playas de arena blanca.
Aquí una de esas calas que encontramos en el camino, muy apetecible con el caloruso día que nos perseguía.

LA concha

En la parada para el bocata nos topamos con un wallabí de Bennett (canguro pequeño) en la playa de Wineglass que esperaba las migas de algún alma caritativa. En toda la zona te piden que no los alimentes, pues contraen enfermedades degenerativas y malos hábitos de supervivencia. El susodicho wallabí, muy confianzudo, husmeaba los restos del plátano que acababa de comerme.

Vistas desde los Hazards (afloramientos de granito rosa de 485m) de la Bahia de Wineglass. Desde aquí se ven las dos mayores playas del Freycinet National Park, una península sólo accesible a pié.

Como nuestro amigo, el frente de bajas presiones, nos sigue desde Brisbane, encontramos cascadas pletóricas como ésta, de St Columba. Por otro lado, la lluvia y el frío eran considerables a pesar de estar en verano.

El demonio de Tasmania es chiquitín, pero abre la boca más de 100º, así que es un entrañable gran devorador. El mayor de los marsupiales carnívoros desde la extinción, en los años 30, del último tigre de Tasmania. Actualmente el demonio también está en peligro, acosado por un extraño tumor facial contagioso. Al morderse entre ellos (por peleas, juegos, disputas territoriales o gastronómicas) se lo pegan y en unos meses se encuentran completamente desfigurados y mueren por no poder comer. Una gran tragedia que la comunidad científica se afana en resolver, por ahora, sin éxito a corto plazo, así que han creado comunidades en cuarentena y otras aisladas del peligro, para mejorar la combinación genética de sus crías pues parece que su estancamiento es parte del problema. Por deferencia con Sicilia Dundee ponemos algunos contactos interesantes:
www.tassiedevil.com.au
Facebook: Save the Tasmanian devil program
www.devilsatcradle.com

Al mediodía los canguros no están pa´nadie. La siesta es sagrada. Al anochecer y amanecer se convierten en veloces criaturas que al cruzar la carretera te pueden poner en un apríeto. En las carreteras tasmanas ves toda clase de animales atropellados. El más simpaticote es el Wombat, un marsupial roedor tipo conejo-osillo que al ser más lento se lleva muchos topetazos letales. Solo pondremos su foto a petición popular.

Bosque “encantado” del río Flanklin.

El paisaje de Tasmania pasa de bosques de coníferas primigénias (foto anterior) a paisajes tropicales (pese a no estar en zona tropical) en pocos kilómetros.

Cascadas de Nelson. No tan altas pero mucho más espectaculares que las primeras, debido a las constantes lluvias que regaron la mayoría de nuestros días tasmanos.

Monumento en el centro de Queenstown, zona minera de la isla. Todo un ejemplo de rococó industrial de dudoso gusto.

El 4x4 de nuestros sueños. Techo desplegable para un camping “de altura”. Otra vez será.

Por fin se alejó la borrasca y pudimos disfrutar de nuestro trekking por el Parque Nacional del Monte Crudle y sus preciosos lagos del altiplano. Todo lo que alcanza la vista es territorio virgen y entusiasma pensar que puedes caminar o seguir el curso de un río durante semanas sin encontrar un atisbo de civilización.

Monte Crudle y Lago Dove de intenso azul.

Bucólica postal a orillas del lago Dove.

Sí, volvemos a los buzones curiosos. En la comarca de Wilmot parece que rivalizan en originalidad. Cada casa poseía una temática distinta en función, pensamos, de los hobies o quehaceres de sus dueños. Hay cientos, pero elegimos éste por ser ejemplo de como se pueden llegar a complicar en esta materia (a lo mejor es otra manera de reciclar).


Una cosa que repetidamente nos choca son los “drive in liquors” (este en Devonport, norte de Tasmania). Es un contrasentido, sobretodo teniendo en cuenta la gran cruzada antialcohol de las autoridades, que llegues con tu coche y lo llenes de botellas sin siquiera bajarte de él. Hay distintas pistas según la carga o la prisa que tengas.

Uno de los pocos parientes que le quedan al ornitorrinco es el Equidna, una especie de puercoespín antidiluviano con naricilla de oso hormiguero. Aquí lo vemos, algo tímido, intentando esconderse de la cámara bajo la hojarasca.

Cena homenaje en nuestro último día caravanil en Tasmania. A destacar el vinito de la tierra: un Pinot Gris (Ghost Rock), pues aquí (Au y NZ) los denominan según la uva, como en Francia. Estaba muy rico... todo.



2 comentarios:

Juaaaaaaaaan dijo...

Jo, que bicho mas mono el demonio de tasmania.... Yo quiro uno pa mi... pa cuando vengan los evangelistas o el de bofrost echarselo... ¿Que pasa con los parecidos razonables? ¿Aun no habeis encontrado a nuestros dobles?

Nora dijo...

Niñooooooooos! ¿Seguro que el agua del lago Dove no está retocada con photoshop? Qué azul tan bonitooo!!! Que sepan que es una auténtica gozada seguirles la pista con tanto detalle porque es como si de alguna manera, nosotros pudiéramos estar ahí también. Me alegro de que todo vaya marchando y cada lugar les sorprenda más que el anterior. Aquí, mientras tatno, les esperamos con los ojos bien abiertos jejeje. Beso fuerte!!!