martes, 29 de junio de 2010

LUANG PRABANG y 4000 ISLAS


Nuestra siguiente parada en Laos sería Luang Prabang, visita obligada de cualquier buen peregrino que ande por estas tierras.



 Bueno, antes de llegar, otra de guaguas:
esta vez fue una sola ¡pero qué una!
Aquí, parte de la tripulacion que te puedes encontrar habituamente en estos trayectos: 1 chófer, 1 mecánico (el único con puesto fijo teniendo en cuenta la frecuencia de las averias), 1 colocamaletas,otro aprendiz de colocamaletas, una "amiga de"...que creemos que se dedica a torturar con el karaoke y por último, el chaval de la chaqueta al hombro, que no es porque tenga un frior parcial, sino porque está ocultando (o al menos eso cree él) una metralleta de las rusas de allende los tiempos (prueba con el zoom), debe ser el de "seguridad". Toda una tripulación.
Se me olvidaba apuntar que el hecho de que estén todos debajo de la guagua en vez de dentro, es porque había que parar cada 2x3 para ajustar los discos de freno que iban cantando todo el camino por soleares... y con esas pendientes...¡qué miedito! Pero llegamos perfectamente.
Luang Prabang está situada en una península rodeada por dos ríos, uno de ellos, el Mekong.
Se respira una atmófera tranquila que invita al reposo y la meditación. De hecho esta llena de monjes que colorean anaranjadamente la ciudad.


Sin duda es una ciudad que nos fascinó y a la que nos gustaría volver con más tiempo puesto que a estas alturas ya andábamos pendientes de nuestro siguiente vuelo y sólo disponíamos de unos días en esta monumental ciudad.
El entramado de sus calles y arquitectura colonial francesa se armonizan maravillosamente con todos los templos que decoran la ciudad.
Templo budista Laosiano. Si algo les gusta,es el dorado y rojo.


Un joven monje antes de entrar a la meditación de las 6




El conjunto de templos de Xieng Thong son una de las maravillas que tiene esta ciudad.
Decorados con mosaicos con un sentido del color exquisito
Aquí Ana contempla el árbol de la vida.



Detalle de los mosaicos con cristales de colores.



De paseo al otro lado del rio: cruzando esta gran obra de ingenieria hecha con bambú...



...para llegar al Cafedelmar de Luang Prabang. Un puestucho con terraza donde nos gozamos un atardecer con unas Beerlaos y unas pipas...Nosotros solos ,los mosquitos y el Mekong.



Llegada al hotel: nos encontramos con semejante peninquen. Descubrimos que es una otra especie y no un huésped milenario. Daban ganas de tocarlo pero... tú primero, que a mí me da risa. Hasta espinas dorsales tenía!



Cuando llegan las 6 de la tarde, Luang Prabang se mece en un canto común que proviene de cada templo. Todos los monjes recitan la oracion del dia que además tiene bastante ritmo. En este caso, los monjes salieron escopeteados al quitarse Ana los zapatos pa entrar´... (es bromita, mi niña).

 El interior de estos templos te brindan el momento de pensar y reflexionar....

...y encontrar el equilibrio. Aqui se aprecia la mejora obtenida ¡en una sola sesión!!!




Otro templo de cuyonombrenonosacordamos. Estaba cerrado cuando llegamos, pero la foto con nuestras bicis no iba a faltar.



Algunos monjes aprovechan la visita de turistas para practicar su inglés, que se resume a una serie de preguntas prototipo que  todos te hacen igual. 
Nosotros los poníamos en apuros preguntándoles sobre la divinidad de la rana Gustavo.
Ana queria saber cómo se realizaban los patrones que tanto nos gustaban. La técnica es por plantillas hechas a mano.


Da gusto poder conocer una ciudad en bici... es el medio que más recomendamos para esta tranquila ciudad.




¿El naranja es el color de la sabiduria en la filosifia Budista?
Monjes coloreando la fachada del templo esperando a llenarse de ella.



La pose que no podia faltar... ¿A que hay parecido? jeje



El mercadillo nocturno es el mejor que nos hemos encontrado hasta el momento.
Muy tentador pero sólo para turistas.
El regateo es también parte del atractivo.




Nos despedimos de la "ordenadita" Luang Prabang para dirigirnos directos al sur del país. La parada en Vientián (la capital) tampoco merece ningún comentario. Después de llegar a Pakse pusimos rumbo a las 4000 islas: una zona donde el Mekong se ensancha (y forma una especie de delta pero sin estar cerca del mar) donde cientos de islas salpican el paisaje.



La pequeña embarcación nos conduce hacia una de las islas de este laberinto: Dhon Khon.
Un pequeño pueblo con todo su encanto insular,... casi parecía que estábamos en el caribe.
Y con magníficas vistas del rio desde nuestra fantástica cabaña con chinches (y a lo loco...).

Tuvimos la posibilidad de alquilar unas bicis tipo barbie todo terreno para recorrer la isla.... los 101 con estas monturas querría ver yo....






Los búfalos de agua más a gusto que un arbusto... en su piscina con la calor que cae al caer la tarde y llegando la hora de los mosquitos.
Nosotros preferimos el agua "corriente" y moliente.
Desde esta isla, además puedes observar el maravilloso espectáculo de las cascadas del Mekong, aptas, en otra época del año (ya que parece que el monzón se retrasa) para rafting y otras locuras.
Después de Luang Prabang, esto es sólo un pequeño templo pero con mucho encanto entre tanto cocotero.
Te leo. Aproximaciones a otros mundos desde éste, tan particular. La terraza de nuestra choza (nunca mejor dicho).
Atardeceres para el deleite y el pensamiento. Decir que los tres días pasados en esta isla los paladeamos tranquilamente, lo cual se reflejaba en la pareja de laosianos del bar donde íbamos a comer (éramos casi los únicos) donde, tras pedir la comanda, iban a hacer la compra para cocinar lo pedido... mientras su pequeño retoño se despatarraba al lado nuestro en una esterilla la mar de a gusto.
Laos llega a su fín y desde luego su ritmo no tiene nada que ver con el de sus vecinos. Aqui se "escucha" crecer el arroz.




domingo, 27 de junio de 2010

NORTE DE LAOS

Y de nuevo llega la hora de cambiar de país. La frontera con Laos desde Dien Bien Phu (norte de Vietnam) apenas lleva unos años abierta. Después de 10 horas de guagua desde Hanoi y atrapar en taxi la única guagua que sale a las 5:30 am, pudimos respirar "tranquilos" de estar encaminados. El entrecomillado se debe a los comentarios que habíamos oido sobre este paso fronterizo donde nada estaba claro: que si la guagua te iba a dejar en medio de la nada, si tramitaban visados o no, que si carreteras demenciales, etc, ... Bueno, esta es nuestra experiencia:
A punto de abandonar Vietnam ( aunque suene raro, ya teníamos ganas, la verdad) con la guagua Chiti-chiti-bam-bam al fondo esperando a que todos los pasajeros selláramos nuestros pasaportes... no se crean que se tarda lo que en un aeropuerto.
Después de interminables horas sudorosas y de íntimos contactos carnales bienpensados, toda la tripulación parece ser una familia... ¿se acuerdan del "Twister"? mano en casilla amarilla, pié en la verde y rodilla descoyuntada... pues más o menos de esa guisa. Esta foto fue posible después de unas horas, cuando logramos sentarnos en el pasillo central sobre algunos sacos de papas.
Eso sí, el entorno donde se sitúa la frontera es un espectáculo. Laos saluda con lo mejor de su esencia: las montañas. Este paisaje es el que te da la bienvenida durante los 6 kilómetros que existen entre el punto fronterizo vietnamita y el laosiano.
Aspecto de la apretujada cabina del conductor que hay que decir que fue todo un profesional dadas las infames carretas (por llamarlas de alguna manera) todas a medio empezar.
En general tuvimos suerte de que no lloviera y se convirtieran en un barrizal. Punto de llegada después de 20 horas y con más polvo encima que la tumba de Tutankamón...
Y todavía quedaban más...
Ya en Laos, nos parece, se respira un ambiente totalmente distinto. Las miradas son curiosas pero no desprenden ninguna malicia. Para este chico éramos un documental de la BBC en 3D.
Se trata de uno de los países más pobres. Laos lucha por equipararse a sus vecinos, para empezar mejorando su sistema vial. Tienen un ritmo distinto, pero son muy trabajadores.
Otra diferencia notable son los 6 millones y medio de habitantes frente a los masificados 86 de Vietnam... lo cual nos deja más sitio en las guaguas.
Para saber más sobre este fantástico país:
Laos
Disfrutando del paisaje, los atardeceres y la vida campestre. Desde luego la carretera no es el medio más cómodo de transporte, pero sí el que mejor te permite comprender la idiosincrásia de un pueblo.
Por fiiiiinn!!! Nuestro primer destino: Luang Nan Tha.
Una tranquila y próspero pueblo en el que nos sentimos muy bien acogidos. Fue nuestra base para conocer la zona norte del país y la Reserva Natural del Nan Ha.
De nuevo nos lanzamos a otra aventura de trekking junglero. Pero esta vez tuvimos suerte de encontrar una empresa dedicada al ecoturismo sostenible que nos dió muy buena impresión. Tras la experiencia verificamos que es altamente recomendable. Por si se animan:
green discovery
Iniciando la ruta a través de campos de millo. Hay que decir que el 80% de la población practica la agricultura de subsistencia y que uno de los principales problemas que afronta Laos es el deterioro de su magnífica naturaleza por la tala y quema de grandes extensiones de selva, no solo para el cultivo, sino también como concesión a la todopoderosa China por su ayuda económica.
Salpicón de plataneras selváticas con manto helechal.


Siguiendo el curso de un riachuelo, a veces, el único lugar transitable.
La comida no puede ser más auténtica y sabrosa: brotes de bambú salteados, una especie de puré de berenjenas picante y el sticky rice que no falte, entre otras delicias. Todo presentado convenientemente sobre hojas de platanera recién cortadas. Comimos con las manos como es protocolario en estos casos.
Somhak, nuestro apuesto, simpático y atento guía.
En el portal de.... pues más o menos así.
Entrada con amuleto anti malos espítitus de la aldea que nos acogió esa noche.
Hora del bañoy la colada.
Los animales son realmente felices. Conviven a sus anchas pacíficamente hasta que se los comen. Y hay que decir que aquí cualquier cosa que se mueve es susceptible de ir a la olla.
Practicando fútvolei al atardecer con pelota de mimbre.


Miradas
Nuestra confortable cabaña.
La bruma se levanta puntual al amanecer
Y los niños acuden a saludar. Si sacas la cámara se detienen para posar...
Despedida ya sin "pose"
Continúa la pateada con la presencia de un pequeño porteador
Nos curamos de la aversión a las sanguijuelas después de quitarnos cientos de encima. Aquí una trepando la bota de Ana. Suerte que llevaba doble calcetín.
Chequeo final en busca de parásitos varios. La compañía fue fenomenal. Buenos marchadores y conversadores.
Últimos metros antes de volver a la "civilización".
Nosotros, complacidos de otra bonita experiencia.
En Luan Nam Tha, antes de salir de pateada, contactamos con Bryan y Leila, dos californianos afincados en Muang Sing, para colaborar con ellos en su espacio lúdico-educativo para niños de la zona.
El proyeto independiente merece muchos aplausos:

Butterfly Children 

Dedicamos una tarde a divertirnos con ellos cantando y aprendiendo. Ana les enseñó alguna nociones para dibujar al natural. 
Un atardecer de película con la satisfacción de haber colaborado con una buena causa.