sábado, 9 de enero de 2010

AÑO NUEVO EN WELLINGTON


Llegamos a la capital. Nos sorprendió su tamaño: pequeña, pero llena de rincones y barrios muy diversos. Es famosa por sus animados y acogedores cafés. Nos encantó el ambiente bohemio de la ciudad  en contraste con la burocracia que se le supone. La calle principal y comercial, la calle Cuba, era un hervidero de propuestas urbanitas y punto de encuentro.
Esta es la Civic Place, donde pasamos el fin de año.









Calle Cuba. Afortunadamente el día 31 nos tocó un día radiante y soleado, en el que se podía pasear tranquilamente.
En Wellington, de cada 3 días uno es bueno. El resto o llueve o hace un viento muy desapacible, al que los locales parecen estar acostumbrados.







Pues como hacía tan buen día y que mejor forma de despedir el año que cantando unas canciones en la calle Cuba.
La gente respondía con una sonrisa a las canciones españolas y por supuesto, la cancíones que más gustaron  fueron  guantanamera y la bamba.







unos dolares para pagar la inversión de la guitarra....













Ensayando en el paseo marítimo. Atrás el club de Remo y los antíguos muelles.








Descubrimos el fascinante mundo del monociclo, hasta ahora desconocido para nosotros. Se celebraban los campeonatos mundiales y todos los días que estuvimos pudimos ver algún tipo de actividad y/o concurso. La destreza y el equilibrio eran sorprendentes, aún más cuando veias a las japonesas manejando el monociclo en la modalidad artística. Como si fuera patinaje artístico sobre hielo pero subido a una rueda.                                                            



Aqui una de las japonesas que nos dejó anonadados el primer día.








La noche en cuestión nos preparamos " los enyesques" para pasar la noche en el concierto: vino y uvas. Pero al llegar a la entrada de la plaza nos informaron que no se podía beber en lugares públicos. Asi que la dejamos en la caravana y  brindamos  directamentre con las uvas.


El concierto, a cargo de un grupo con una cantante de los más particular, con una peluca rubia que a medida que avanzaba la noche se le iba descolocando (muy graciosa ella), supo meterse al público en el bolsillo y bailamos greatest hits de todas las épocas. Después salimos de marcha con una pareja alemana que conocimos por varios clubs y discotecas. El jolgorio y festividad era importante. Por supuesto, a las 2 de la mañana estaban ya todos como cubas.


Aqui una pequeña muestra del estilo ecléctico que compone la ciudad. Habían una serie de edificios de estilo americano años 50 o tipo "metrópolis" muy guapos.Esta es la catedral anglicana.







Viento, viento, viento y más viento. Cuando en Wellington sopla lo hace con mucha furia. De hecho era dificil conciliar el sueño con los sarandeos y ruidos que provocaba en la caravana.


La imagen desde el barco. Despedida de la isla norte dejando la capital atrás.

1 comentario:

Elena dijo...

Jolín, qué desconsuelooooo!!!!
No me saquen más aguas de esas turquesas con animalitos, que me va a dar una endivia que pa qué....
Se les echa mucho de menos!!!
Sigan con tan buena cara, señal de que están estupendamente bien...marisqueando almejas y con ensalada de la huerta..., sí señores, buena vida!!!
Besitos, les quiere
Ele