domingo, 27 de junio de 2010

NORTE DE LAOS

Y de nuevo llega la hora de cambiar de país. La frontera con Laos desde Dien Bien Phu (norte de Vietnam) apenas lleva unos años abierta. Después de 10 horas de guagua desde Hanoi y atrapar en taxi la única guagua que sale a las 5:30 am, pudimos respirar "tranquilos" de estar encaminados. El entrecomillado se debe a los comentarios que habíamos oido sobre este paso fronterizo donde nada estaba claro: que si la guagua te iba a dejar en medio de la nada, si tramitaban visados o no, que si carreteras demenciales, etc, ... Bueno, esta es nuestra experiencia:
A punto de abandonar Vietnam ( aunque suene raro, ya teníamos ganas, la verdad) con la guagua Chiti-chiti-bam-bam al fondo esperando a que todos los pasajeros selláramos nuestros pasaportes... no se crean que se tarda lo que en un aeropuerto.
Después de interminables horas sudorosas y de íntimos contactos carnales bienpensados, toda la tripulación parece ser una familia... ¿se acuerdan del "Twister"? mano en casilla amarilla, pié en la verde y rodilla descoyuntada... pues más o menos de esa guisa. Esta foto fue posible después de unas horas, cuando logramos sentarnos en el pasillo central sobre algunos sacos de papas.
Eso sí, el entorno donde se sitúa la frontera es un espectáculo. Laos saluda con lo mejor de su esencia: las montañas. Este paisaje es el que te da la bienvenida durante los 6 kilómetros que existen entre el punto fronterizo vietnamita y el laosiano.
Aspecto de la apretujada cabina del conductor que hay que decir que fue todo un profesional dadas las infames carretas (por llamarlas de alguna manera) todas a medio empezar.
En general tuvimos suerte de que no lloviera y se convirtieran en un barrizal. Punto de llegada después de 20 horas y con más polvo encima que la tumba de Tutankamón...
Y todavía quedaban más...
Ya en Laos, nos parece, se respira un ambiente totalmente distinto. Las miradas son curiosas pero no desprenden ninguna malicia. Para este chico éramos un documental de la BBC en 3D.
Se trata de uno de los países más pobres. Laos lucha por equipararse a sus vecinos, para empezar mejorando su sistema vial. Tienen un ritmo distinto, pero son muy trabajadores.
Otra diferencia notable son los 6 millones y medio de habitantes frente a los masificados 86 de Vietnam... lo cual nos deja más sitio en las guaguas.
Para saber más sobre este fantástico país:
Laos
Disfrutando del paisaje, los atardeceres y la vida campestre. Desde luego la carretera no es el medio más cómodo de transporte, pero sí el que mejor te permite comprender la idiosincrásia de un pueblo.
Por fiiiiinn!!! Nuestro primer destino: Luang Nan Tha.
Una tranquila y próspero pueblo en el que nos sentimos muy bien acogidos. Fue nuestra base para conocer la zona norte del país y la Reserva Natural del Nan Ha.
De nuevo nos lanzamos a otra aventura de trekking junglero. Pero esta vez tuvimos suerte de encontrar una empresa dedicada al ecoturismo sostenible que nos dió muy buena impresión. Tras la experiencia verificamos que es altamente recomendable. Por si se animan:
green discovery
Iniciando la ruta a través de campos de millo. Hay que decir que el 80% de la población practica la agricultura de subsistencia y que uno de los principales problemas que afronta Laos es el deterioro de su magnífica naturaleza por la tala y quema de grandes extensiones de selva, no solo para el cultivo, sino también como concesión a la todopoderosa China por su ayuda económica.
Salpicón de plataneras selváticas con manto helechal.


Siguiendo el curso de un riachuelo, a veces, el único lugar transitable.
La comida no puede ser más auténtica y sabrosa: brotes de bambú salteados, una especie de puré de berenjenas picante y el sticky rice que no falte, entre otras delicias. Todo presentado convenientemente sobre hojas de platanera recién cortadas. Comimos con las manos como es protocolario en estos casos.
Somhak, nuestro apuesto, simpático y atento guía.
En el portal de.... pues más o menos así.
Entrada con amuleto anti malos espítitus de la aldea que nos acogió esa noche.
Hora del bañoy la colada.
Los animales son realmente felices. Conviven a sus anchas pacíficamente hasta que se los comen. Y hay que decir que aquí cualquier cosa que se mueve es susceptible de ir a la olla.
Practicando fútvolei al atardecer con pelota de mimbre.


Miradas
Nuestra confortable cabaña.
La bruma se levanta puntual al amanecer
Y los niños acuden a saludar. Si sacas la cámara se detienen para posar...
Despedida ya sin "pose"
Continúa la pateada con la presencia de un pequeño porteador
Nos curamos de la aversión a las sanguijuelas después de quitarnos cientos de encima. Aquí una trepando la bota de Ana. Suerte que llevaba doble calcetín.
Chequeo final en busca de parásitos varios. La compañía fue fenomenal. Buenos marchadores y conversadores.
Últimos metros antes de volver a la "civilización".
Nosotros, complacidos de otra bonita experiencia.
En Luan Nam Tha, antes de salir de pateada, contactamos con Bryan y Leila, dos californianos afincados en Muang Sing, para colaborar con ellos en su espacio lúdico-educativo para niños de la zona.
El proyeto independiente merece muchos aplausos:

Butterfly Children 

Dedicamos una tarde a divertirnos con ellos cantando y aprendiendo. Ana les enseñó alguna nociones para dibujar al natural. 
Un atardecer de película con la satisfacción de haber colaborado con una buena causa.

2 comentarios:

Ele dijo...

Ños, qué pasada los contrastes, no? Halong con esta aldea de Laos, perdidos en las montañas...Qué niños, qué miradas, qué lugar...Todo es sorprendente igualmente, pero ustedes cada vez más ensalzados en su aventura....ya tienen incorporado el viaje totalmente, ay!! y viéndolos me entra una jiribilla de iniciar un día una aventurilla así...Qué ganas de verlos chiquillos y verles en las caras todas estas experiencias!!Que sigan disfrutando!!! Besitos

Anónimo dijo...

"Yo soy yo y mis circunstancias"... Me pregunto cómo iran los dos canalizando tanto "cambio". Besos. LBD