viernes, 10 de septiembre de 2010

PUERTO de la LUZ : reflexiones finales

Volvemos a nuestro amado faro, a la querida luz y los familiares rincones. Nuestro querido hogar, un puntito apenas en este inmenso mundo que no hemos dudado en proclamar ante todo aquel que quería saber nuestro proceder.

Dejamos atrás la última gran parada:  India.  nuestra sensación es difícil de explicar.

La India tiene ese sabor añejo de los lugares que han sido cuna de la humanidad y siguen prácticamente inmutados, pero en constante convulsión.
En su cobijo uno se siente despiadadamente condenado al ritmo y curso de su algarabía.
Es el lugar donde uno puede entender, trascendiendo las barreras del lenguaje, que la vida es entropía y que gracias a ese caos el mundo avanza, aunque aquí no lo parezca. No se trata, por supuesto, de un caos organizativo ni de un avance tecnológico en su versión de progreso, sino simplemente del avance de la Humanidad dentro del ciclo de la vida. La reinvención de nosotros mismos desde nuestros despojos para seguir siendo una opción viable de la Naturaleza. El ciclo de la vida y la muerte no puede estar más presente.
La vida aquí, como los dioses que la lideran, es además de caótica y caprichosa, sucia y brillante. Te embriaga de sutilezas y te despierta abruptamente bañado de pestilencia. En fin, no tiene por donde cogerse. Y ese es su principal atractivo; lo que la convierte en uno de los lugares más auténticos que hayamos visitado.
La India permanece inmutada desde hace milenios pese a ser una potencia industrial de gran magnitud. Esa inmutabilidad no es un lago remansado, sino el fondo de una cascada ingobernable. Todo aquí es muy mísero, muy repulsivo pero, a la vez, refinado y tentador. Es la esencia de nuestra naturaleza no vendida todavía al mejor postor.
De alguna manera nos ha servido para reconciliarnos, al igual que lo logramos cuando estamos en contacto directo con la naturaleza, con nuestro primitivismo, con la razón de nuestro existir, con el azar de nuestros actos que se presumen inteligentes. Relegando toda nuestra pretenciosidad urbana al último escalón.

Tratamos de dominar el caos que se extiende ante nuestros ojos y somos grandes causantes también de él mismo filtrado por nuestras audaces mentes. Nuestra adquirida conciencia nos impuso la responsabilidad de ser los reguladores de la algarabía natural circundante y en ese empeño no ha importado lo que nos lleváramos por delante. Como resultado, vivimos en agrupaciones humanas relativamente ordenadas que, en realidad, son burbujas especulares donde no hacemos más que ver nuestro patético reflejo que entra en una depresiva espiral de autocompadecimiento. Todo ello se debe, en mi opinión, a que hemos perdido la conexión con parte de nuestra esencia e incluso la hemos llegado a repudiar. La conexión con la Naturaleza ingobernable del Azar.
La India te tira de nuevo a la cara esa realidad sin ningún tipo de contemplaciones, hipocresias o vergüenzas, porque aquí se admite todavía que el Hombre no regula nada. Lo mismo estás en la gloria, que pisas una boñiga o te mueres de una infección vanal. Nada de eso se esconde porque es parte de la vida.

Y puede que en algo tan sencillo radique, en cierta manera, la mismísima y ansiada Felicidad. Quizá no debiéramos pensar si somos o no felices, sino si tenemos algún motivo para sentirnos desgraciados. Parece una tontería, pero los matices importan. La primera se fundamenta en la consecución de un ideal, una meta a la que llegar (esporádicamente)... y mientras tanto, la lucha frenética, pensar como hacer para volver a Ella, la angustia de los objetivos conseguidos o no, el vivir planeando llegar algún deseado lugar olvidando, sin querer, que lo esencial son las sensaciones del presente, incluso las más rutinarias. Quizás, La Felicidad no radique en estar bien o mal, sino en tener la libertad de tomártelo como te de la gana, en sentir las cosas sin que parezca que las vivencias nos pasan como fluorescentes en un túnel. Y esa libertad sólo puedes dártela tú...(si te dejas), porque es una actitud.

La mayoría de las personas que hemos conocido en estos países no se sienten, en general, desgraciadas y eso les basta para vivir el presente con la mejor cara. A nosotros, ilusos "occidentales" perseguidores de quimeras impuestas, nos extraña la facilidad con la que, por estos lares, se "regalan" sonrisas.



SEDIMENTANDO IDEAS... o no:

Aprender que nada tienes de lo que has experimentado y, a la vez, tener el orgullo de lo vivido, se antoja una paradoja difícilmente conciliable, sobre todo lidiando contra  la fuerza de la re-rutina que fácilmente te coloca en el punto de partida. Éste es uno de nuestros mayores miedos: que la cotidianidad termine por matar lo que tanto esfuerzo tardas en ver.
Por otro lado, la experiencia es la aliada de los prejuicios y si bien, dicen, es la madre de la ciencia, hay que saberla relegar a consejera, que no dictadora, ya que, a veces, nos ciega e impide otras salidas.

¿Cómo se aprovecha la experiencia desechando los prejuicios?
¿Cómo se está abierto a lo desconocido sin temer...perder lo conseguido?
Supongo que manteniéndose en el lugar más incómodo: al filo.
No dejando de cuestionarnos nunca a nosotros mismos.

Muchos nos preguntan sobre lo desagradable de algunos escenarios. Otros recalcan la desmitificación de lugares que, en otra época, fueron cuna de sueños de aventuras y de parajes de naturaleza impredecible. Nosotros hemos tratado de no esperar nada, de dejarnos sorprender sea cual fuere la naturaleza de la impresión y de ser más viajeros que turistas. Tratando de que todo lo que nos ocurra, por muy superfluo que parezca, deje alguna impronta en nosotros.

Tomando prestadas las palabras de Javier Reverte, con las que nos sentimos completamente identificados, opinamos que "viajar no es un empeño en busca de lo imaginado, no es la persecución de algo que uno quiere ver, cerrando los ojos a todo lo demás. No es un deporte hecho para los que están seguros de lo que son, qué quieren y adónde van. Una sola pregunta puede justificar un gran viaje y el viaje está hecho para aquellos que no saben muy bien hacia dónde se dirigen ni conocen con exactitud lo que buscan. Está hecho para los que intuyen que encontrar no es lo importante y que cumplir un sueño puede ser, sobre todo, darse de bruces con la aventura (del signo que sea). Es cierto que regresamos siempre, pero no debe viajarse con la intención de hacerlo. Viajar tiene algo de nacimiento".


Aunque esta travesía ha vuelto a tocar puerto de partida, el viaje no acaba más que comenzar...
see U in the way

3 comentarios:

Ana Beltrá dijo...

que bonito MI AMOR!

dedícate a escribir...

climbingpost dijo...

es el mejor viaje/blog que he leido y seguido desde que comenzó.
me ha encantado leeros. envidiable vuestra capacidad para transmitir buenas ondas.
saludos

Peru tours dijo...

Hola!
Permíteme presentarme soy Norma administradora de un directorio de blogs, visité tu portal y está interesante, tienes temas muy buenos. Me encantaría poner un link de tu web en mis sitios y así mis visitas puedan visitarlo también. Si estás de acuerdo no dudes en escribirme
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Éxitos con tu blog.
Saludos
Cleofé