miércoles, 24 de febrero de 2010

SYDNEY

Sydney nos recibe con gran bochorno y clima tropical. Ana en la puerta del Teatro Capitol (Wicked musical).

También coincidimos con la celebración del Año Nuevo Chino y por doquier se respiraba dicho ambiente.  Sydney alberga una de las comunidades asiáticas más importantes... y se nota.

Casa de Tatuaje china donde Ana y yo nos tatuamos unos dragones enormes en la espalda como símbolo de nuestro amor, puntos suspensivos.

Destacan los parques en medio de la ciudad con gran cantidad de fauna: iwi, paloma y gaviota (entre las aves más comunes) en procesión, se disputan la merienda. Possums, murciélagos y otros roedores acuden en la noche.

Kakadus en la hora del té.

El envidable Jardín Botánico de Sydney es un lugar precioso en el corazón de la ciudad. Te transporta inmediatamente a edenes no urbanos.

Uno de los nuestros en el meollo: un señor drago centenario aguantando las embestidas del tiempo.

Creo que me he perdido... ¿Alguien me puede decir dónde estoy?

La visita a la Ópera de Sydney no defrauda. Todo lo contrario, engalana la ciudad desde su privilegiada posición internándose en el puerto natural, desde cualquier punto desde el que se la comtemple.

Se trata de uno de esos iconos mundiales que al verlo con tus propios ojos caes en la cuenta de lo lejos que estás. No hemos averiguado si está inspirado en conchas, percebes o monjas en una melé. Quizás, como en cualquier arte, lo bonito es que sugiera sin definir.

El Tigre. Agilidad, bravura, orgullo, fuerza,... Año que deseamos recoja todas estas cualidades para salir del bache económico.

La ciudad presenta una cara moderna y cosmopolita, pero también un lado más depravado en cuanto  se sale del distrito financiero, como corresponde a cualquier gran ciudad abierta.

La Londres del hemisferio Sur.




1 comentario:

Anónimo dijo...

No coman cosas fuertes ni setas raras porque para ver una melé de monjas en el edificio de la Ópera, hay que estar algo "pasao"
Muy buenas fotos. Transmiten el espíritu del viaje.