viernes, 18 de junio de 2010

HUÉ - NINH BINH

Dejamos Hoi An con la sensación de estar siguiendo un sendero preestablecido sin muchas alternativas, lo cual y aunque, se supone, que "hay cosas que no te puedes perder", no nos motiva tanto. Sobre todo porque dichas rutas están más que trilladas por el turismo y consecuentemente los vietnamitas, que aparte de listos son muy orgullosos, hacen el agosto sabiendo que tú tienes que tragar con su nefasto trato. Por supuesto, hay escepciones, pero la mayoría solamente hasta que obtienen el dinero.


A pesar de todo es un país con muchos lugares de interés. Estos barcos de el rio del Perfume, en Hué, son bastante particulares: una plataforma navegadora en la que comes y disfrutas de las vistas mientras te diriges a las famosas tumbas reales.... porque Hué es conocida como la última capital Real antes del advenimiento comunista.



Puente de acceso a la tumba de Minh Mang, puede que no fuera el gobernante más cabal, pero sí el más semental.... al parecer tuvo 142 hijos con 33 de sus concubinas (aunque tenía más que se quedaron sin su imperial fecundación).


A estos regentes les gustaba construirse tumbas tan grandes como palacios donde pasaban de retiro sus últimos años. Recorrerlas puede ser extenuante. Aquí en una de las puertas de entrada (a la sombra por favor).
Un poquito del color que nos ofrecen los manojos de incienso artesanal.
Lo más inn  para los vietnamitas (y otros frikies orientales) es hacerse fotos ataviados de emperador con su séquito (famila y/o amigos).
La Ciudadela Imperial quedó prácticamente destruida durante los bombardeos americanos y, aunque lo llamen restauración, en realidad es reconstrucción. Los edificios que se conservan son realmente bonitos aunque relativamente recientes. Ana se pasea por donde otrora se situaba "La Ciudad Prohibida Púrpura", las dependencias personales del Emperador donde los únicos sirvientes a los que se permitía entrar eran eunucos (vaya que previsor)... ¡cuánto derroche y permisividad ha concedido la historia a los megalómanos!

Detalle de la puerta de entrada a uno de los sub-palacios conservados dentro del recinto imperial
Es impresionante pensar  que todo el lugar fuera una ciudad amurallada, de considerables dimensiones con puertas de este calibre ornamental, sólo para albergar a la familia real... por otro lado, ¡era un gran familia!
Puertas de acceso a uno de los templos dónde se rinde culto a todos los regentes de la dinastía.

Tras tanta alcurnia toca comer al estilo vietnamita: en cualquier lado. Nos encantan las sopas "lo que pillo": un caldito muy sustancioso a lo que se le echa lo que sea y además tienes a tu disposición un manojo de hierbas varias para aderezarla a tu gusto.
Todo un adelanto estas "sleeping bus"... si no fuera porque es imposible dormir! La causa  son os incesantes bocinazos, volantazos y baches del trayecto.
Eh Ning Bihn, nos reconciliamos con nuestra manera de viajar, supuso un remanso de paz y de independencia.
Alquilamos unas bicis y nos fuimos recorriendo arrozales en plena recolección para llegar a Tam Coc: la conocida como " La Bahia de Halong entre arrozales".
Aqui el funcionario mafioletti de turno ( se le reconoce por las gafas y el taco de tickets), esperando nuestras tasas.

El paseo en barca es un esplendor y de lo más agradable..
Pasando por grutas( como la que se ve en la foto) que te llevan a valles cortados en vertical, de otra manera, inaccesibles.
Bello paisaje que se dibuja mientras avanzas por el río..
El barquero, muy apañado a la par que simpático sin hablar una palabra de inglés, nos enseño algunas palabras vietnamitas y a remar con los pies.
El arroz...¡qué sería de este mundo sin el arroz!! Deberían levantarle una pagoda sagrada o dedicarle un concierto de Arroz Steward... (había que decirlo).
Pareciera que el paisaje ha sido pintado con acuarela... Montañas de grises proporciones y azules de insondables sueños. En medio, verdes a la carta.
Pasando en medio del afrecho.
Cuando llega la recolección  la carretera es ocupada por el arroz y sus menesteres. El tránsito pasa a un segundo plano.
Sin palabras pero con remos.

El los alrededores de Tam Coc, se encuentra la pagoda de Bich Dong en lo alto de una de estas montañas. Una cueva con un templo excavado en el interior. ¿A qué me suena?
Campanario de sonoridades íntimas naturales.
Y otros 10 km  de vuelta a "casa". Esta foto en movimiento no hace justicia al maravilloso momento (quizá el mejor de toda nuestra estancia en Vietnam) perdiéndonos entre paisajes imprevistos, labriegos rumbo al hogar y vecindades de sincero saludo.

Tanto que unos chicos me invitaron a jugar un partidillo. Y eran buenos, ¡Genial! Se nos hizo de noche compartiendo esos momentos y me alegra pensar que algunos tratarán de repetir algunas lides...por ejemplo: el remate-finta "de cabeza", que parecía gustarles mucho.

Otra de nuestras excursiones con base en Ninh Binh fue a la Pagoda del Perfume... Una impresionante cueva natural de estalagmitas, estalactitas y columnas recombertida en...

...altar de recurrentes súplicas.
Para llegar a esta pagoda, también se impone un paseo en barca (cuidado con los intentos de timo) y 4km de ascención por un sendero que te imaginas espiritual  y montañoso, tal y como indica el entorno, pero que, en verdad, no es más que un acoso comercial interminable.
Recordamos el pasaje de Jesús y los comerciantes del templo. No deja de llamar la atención que, en todas partes, los sitios donde menos se ejerza la espiritualidad predicada por los profetas, sea alrededor de los lugares consagrados a ellos. Agridulce.
Al estar a 66 km, esta vez, cogimos la moto en vez de las bicis... fue una paliza, y las contracturas (sólo de los primeros 20) duraron días. Pero mereció la pena una vez salimos de la "autopista de la locura". A la vuelta, y después de más de 130 km en total, nos quedamos sin gasolina... pero, sin problemas, aquí cualquiera te vende un "traguito".

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola pareja:
cuando habláis del paisanaje de Vietnam, el materialismo atroz (pasta, pasta, pasta), y algo de bordería, sé de qué va la cosa. He estado dos veces en ese país y pasa como en Francia, que lo peor son los franceses.
estoy totalmente de acuerdo.
respecto a lo mejor: los paisajes del norte, montañas, bahía de halong y la comida. (...y espero que los niños, porque el año que viene vamos a por uno.)
Un abrazo y sigan disfrutando, y haciéndonos viajar a todos.
Fdo: Ana de la Puente