viernes, 20 de agosto de 2010

VARANASI IMPACTANTE

O también conocida como Benarés. Una de las siete ciudades sagradas de la India.Una ciudad que desde luego es imposible que te deje indiferente.
Se trata de la ciudad más antigua del mundo contemporáneo pues se menciona ya en los tratados más antiguos. Desde hace milenios la gente acude a ella para buscar paz y tranquilidad... a veces eternas.





Un laberinto de construcciones palaciegas se agolpa sin concierto pero con una extraña armonía, a las orillas del Ganges, rio sagrado de la India por abrumadora mayoría... mayoría de muertos incinerados y arrojados a sus aguas.


El río es considerado como un dios viviente y verter tus restos en él supone la liberacion: el muerto que se quema en el Ganges se libera del ciclo de las reencanaciones y entra en el Nirvana. Por eso mucha gente viene aqui a morir.




Perros y gatos son la reencarnación de bandidos y ladrones por lo que son ignorados sistemáticamente cuando no maltratados. Lo cual no les impide copar puestos privilegiados. Viven a una simbiotica distancia de los humanos. En la fotos vemos típicos slamdogs hindúes en la hora de la siesta perretosa(prácticamente todo el día) en el porche de un minitemplo. Al fondo, llegada de peregrinos.






La verdad es que no nos explicamos como el monje que siestea en el interior puede "planchar la oreja" tranquilo con semejante grafiti en la entrada (¡eso sí que es operar a 4 manos!). En cualquier caso, muchos peregrinos acuden a Varanasi también para curar-se de sus interminables males. Lugar de culto para mente y cuerpo.

Peregrinos del sur llegando a las escaleras de uno de los cientos de templos de la rivera. En mi opinión, lo que hace más auténtica a esta ciudad es que no es una ciudad museo para contemplar ruinas, sino que sigue estando viva y aferrada a sus tradiciones sin, por ello, dejar de evolucionar a su manera. Tú, como espectador, no eres sino otro peregrino más invitado a su inmortal devenir, y esto te convierte, si uno quiere, en parte de su ceremonia.




Unidad familiar realizando sus obligaciones religiosas en uno de los recintos sagrados. Se supone que en ocasiones especiales, como muerte de un familiar cercano, toca afeitarse la cabeza.
Algo que nos llama la atención es que en todos los templos hindúes tienen cocinas (pequeños lugares aptos para hacer una hoguera) donde se pueden preparar las ofrendas.

Chilli soberbio, esencia de la gastronomía, relajado en una de las angostas callejuelas.
De nuevo ideas para estos tiempos de crisis: Tráfico a pedal en la pelu-quería (esto o aquello, por favor, las patillas en pico que está de moda_ hasta mechas si usted quiere, pero deje pasar primero no sea que me tiemblen el pulso). Los más sibaritas pueden decir que se trata de una open-air-showroom hairdresser, y también valdría (qué tontería ¿no?).



Dos de la pandilla del barrio donde hacen los saris. ¿Qué le podríamos hacer al de la derecha?
Nuestro improvisado acompañante (el chico que porta el cuadro) enseñándonos algo de artesanía local. El caso es que le gustó la chica que los hace (en segundo plano) y estaba haciendo triquiñuelas para conseguir más información... ayy, que edades! Es típico que se te acerquen jóvenes para servirte de guías a cambio de practicar idiomas y que visites alguna tienda donde se llevan comisión si compras (aunque éste no era el caso).
La "traída del agua" del río al humilde templo. En forma, sí señor.
Barcas en la orilla. No sólo es temporada baja, sino que también están viviendo uno de los niveles más bajos del Ganges desde que se tienen registros.  Otra de las peculiaridades que hace especial a Varanasi es que en la orilla opuesta no hay ciudad: enfrente de esta atestada orilla se observa un enorme y vacío bancal de arena donde encallan los muertos no quemados y los perros van al "super".



Aunque se supone que no está permitido, las manadas de búfalos campan a sus anchas y se bañan diariamente, como todo hijo de vecino, en el rio.  Yo creo que si los sacas de la ciudad hasta se deprimen.



Otra perspectiva mañanera en "bajamar"(sequía histórica).




Laberinto, basura, vaca y Ana.

Una vez dejas la rivera, la ciudad se torna un laberinto, como todo buen zoco, de todo tipo de comercios y circunstancias. La artesanía de Varanasi es famosa porque cimenta su lado más místico:  música, telas y flores son sus especialidades.
A parte de lo mencionado anteriormente, el bancal opuesto es usado más intensamente los domingos como lugar de esparcimiento para toda la familia. Incluso se montan chiringuitos y se juega al cricket (como en todos lados). Si tienes suerte incluso puedes encontrarte algún hueso para la colección.






Los edificios de primera línea son un enjambre de palacios embutidos y engarzados misteriosamente en algún momento de la historia de la ciudad. Cada uno perteneció a algún rey, sultán o noble y ahora constituyen la base de los edificios sociales.



Ana es observada porque es peculiar.




















 No es que le hayan dado un piñazo en la boca a este señor, ni que tenga una piorrea galopante, sino el desagradable mejunje que usan como estimulante para llevar en la boca que les da un tinte rojo que te encuentras escupitajeado por todos los suelos de la India.





























En el centro. Este es el Ghat  (algo así como "puerta" o "lugar") principal de las ceremonias religiosas.

















Todo vive un ciclo de constante reciclamiento, nada se crea o se destruye, sólo se transforma... A nosotros nos lo explicó Einstein. Aquí,  eso lo saben hasta las cabras, que hacen buena cuenta de los pósters atrasados.























Foto en plena insistencia comercial.
Tanta actividad religiosa soporta un comercio de ofrendas muy intenso, tanto que los productos te los meten literalmente por los ojos.














Otro de nuestros voluntariosos guías acompañándonos a lugares emblemáticos de la ciudad como este vetusto templo semihundido.





Todo el misticismo de este lugar cobra fuerza al atardecer, cuando la vida se concentra en torno a los deberes divinos.







Visitamos también la mezquita principal en plena oración, llena de sujetos... y predicados. El bedel del lugar casi nos invita a cenar.


































Y llegó la hora de la liturgia. Diseminados por varios puntos de la rivera, distintos templos realizan su homenaje celestial. Lo impresionante es que esto lo realizan diariamente 365 días al año...(o 6 si es bisiesto) ufff.





Las danzas con fuegos, aceites e inciensos con todo el protocolo que realizan realmente lo meten a uno en escena. La ceremonia tiene como veneración al propio río que, como dijimos antes, se considera un dios en sí mismo.





Cricket time omnipresente.




Buscando música.




















Realmente siento curiosidad por ver cuál es el resultado de el contraste tan grande que vive India entre su día a día real y la presión mediática y publicitaria.















Chófer de bicitaxi preparándose el engrudo cancerígeno que se meten en la boca.





















 
Hombre con estilo recogiendo la colada, que se tiende, como verán, por todas los escalones que dan al rio, donde también se lava.
















Pira funeraria preparada para incinerar a algún personaje de cierta alcurnia en uno de los dos ghats de la ciudad dedicados a esta labor pública.

Quemar un cuerpo en la madera (unos 300 kilos) cuesta unas dos mis rupias y muchas familias no se lo pueden permitir. Las personas pobres acuden entonces a crematorios eléctricos que solo cuestan quinientas.





Tras tanta decoración kitsch se esconde un estercolero donde los restos de barro mezclados con cenizas, y otras basuras y efluvios animales, son removidos sistemáticamente por los sirvientes del lugar (de casta "intocables") para conseguir recuperar las joyas de los finados después de haber sido incinerados.








Definitivamente parece que los martes es el día de la colada en Vanarasi, porque prácticamente todo lo ocupan las prendas sin personas. Y claro, después toca:






Así planchaba así, así..
Así planchaba así, así..
Así planchaba que yo lo vi...

Un clásico.














Vida contemplativa nunca mejor dicho. Los días fuertes de calor y sol son tan intensos que si no fuera por estas apañadas sombrillas no había monje que echarse a la vista.









Cepillado de dientes con rama y agüita milagrosa. Lo de la cuerda es un símbolo de la casta a la que pertenece. Ahora, no sé por qué la lleva en la oreja.















Preparando los famosos engrudos tabáquicos que hemos comentado anteriormente. Vistos así hasta son apetitosos.























No podía faltar el paseo en barca por el Ganges para despedirnos de tan "digna" ciudad. Tras visitar a algún fabricante de citares, entonamos nuestra melodía a los muertos. Otra visión totalmente distinta que desde la orilla.






Karnataka Ghat: uno de los lugares más escalofriantes que se pueda uno imaginar. El principal crematorio público de la ciudad. Los cinco sentidos te empujan violentamente hacia el trance, aunque desde el río es más sobrellevable. El Fuego Mágico de Shiva (que no lo apagan ni las lluvias monzónicas, según ellos) arde ininterrumpidamente 24h al día, 365 días.

Hay cinco tipos de cuerpos que no se incineran:
1. Niños menores de doce años.
2. Los Shadu (hombres santos) que se hunden directamente en el río atados a una piedra.
3. Las mujeres embarazadas.
4. Los leprosos (porque el humo de la cremación contagiaría a mas gente)
5. La gente muerta por mordedura de cobra.




Mientras algunos sirvientes del lugar buscan la funesta joyería, a escasos metros, otros lavan sus enseres o su boca a cañonazos... ni el anuncio de Listerine vaya!














Charlando con el barquero (que las niñas bonitas no pagan dinero, pero los barbudos cuentan doble jeje) nos enteramos de otros detalles del día a día de esta peculiar ciudad.  Durante un rato se dejó guiar.













Detalle de otro de los múltiples palacios reconvertidos.





Partida hacia Nueva Delhi en una abarrotada estación. En Varanasi siempre hay algún festival que puebla sus calles.














Ya en Delhi y por poco tiempo, apenas un día antes de coger el vuelo de regreso no pudimos evitar fotografiar al servicio público. ¿Ven algo inusual? Inténtelo concienzudamente!

"Horn Please"



















Londres parece más espaciosa desde nuestra última vez... hasta parece desierta!
Llamando, llamando.....
¿Hay alguien en casa? volvemos

pero esperamos seguir tan atentos.

2 comentarios:

Jorge dijo...

Parece un fantástico viaje interminable. Que sorpresas nos esperan todavía ???

Anónimo dijo...

algunas reflexiones finales puesto que ya estamos de vuelta... pero espero que sean igualmente interesantes...